martes, 9 de diciembre de 2014

Don't give up

Lunes me levante en La Cruz con la clara idea de acampar en la reserva de Santa Rosa. Compra de alimentos, obtencion de informacion y a la espera del bus que me deje en la entrada del parque.
A partir de aqui fue un continuo querer y no poder. Pedaleo y disfruto los 7 kms de la entrada a la reserva, que en modo de aperitivo me obsequia con algun mirador digno de parada y foto.

A parte de visitar el parque, la idea de llegar tan al noroeste, era bajar hasta la peninsula de Nicoya por una pista que serpeteaba parelela a la costa. Compro el tiquet de entrada y la mujer de la oficina borra sin piedad de mi mente cualquier possibilidad de recorrer dicha pista. Pasa por terrenos privados y esta cerrada al publico... joder, porque aparece en mi mapa entonces? Toca mas panamericana.
Planto la tienda, desnudo a la bici e intento bajar hasta playa naranjo. Las bajadas de los 12 kms de pista que guian hasta la solitaria playa, son puro pedregal... volver sera un infierno. Desisto al km 5. De retorno me acerco a otro mirador que se encarga de asegurarme que la bajada bien merecia la pena... pero ya voy tarde. La marea esta al subir y pronto me barrara el acceso a la playa.

Hago pequeños trekking que saben a poco pues mi mente esta mas ocupada en idealizar la playa que, almenos esta vez, ya no vivire.


De repente un 4x4 conducido por un guia local, con el que habiamos intercambiado alguna palabras, se encamina a la pista... me apunto! El guia acompaña a un japones que para en cada camino y mirador, para disparar una media de 28 fotos/minuto. La marea ya debe estar alta hasta para el todoterreno, nos decimos con el guia. Y pronto oscurecera. Me piro caminando. Cena a y al saco.

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